En el siglo XVI la religión impregnaba casi todos los elementos de la vida cotidiana, ya fuera en el mundo católico o protestante. Sin embargo, en lo que se diferenció el mundo protestante del católico fue que expresó su religiosidad de la forma más sencilla posible, sin recurrir a las prácticas dispares católicas que usaban intercesores para apelar a Dios. Los protestantes expresaban su religiosidad de forma más ferviente en su fe en Dios, y en ninguna otra cosa más. Y para ello se valían de la lectura de la Biblia para acercarse más a él y meditar sobre las escrituras sagradas. Como muestra de la importancia que tenía para la sociedad de la época la lectura de la Biblia en el mundo es el gran número de ejemplares impresos de la Biblia (la primera traducción de Lutero del Nuevo Testamento tuvo una tirada inicial de 3000 ejemplares, algo inusual para la época, que fueron rápidamente agotados) y el número de idiomas a los que fue traducida (18 entre 1488 y 1522).
Otras muestras de la religiosidad protestante en manifestaciones artísticas se pueden encontrar en la música, a la que Lutero concedió una gran importancia en la liturgia, y la poesía como forma de expresión, los mismos Lutero y Calvino escribieron multitud de poemas.
Otras muestras de la religiosidad protestante en manifestaciones artísticas se pueden encontrar en la música, a la que Lutero concedió una gran importancia en la liturgia, y la poesía como forma de expresión, los mismos Lutero y Calvino escribieron multitud de poemas.
Otra característica típica del mundo protestante en su religiosidad fue su puritanismo; los pecados que estaban peor vistos en la sociedad eran los referidos a los vicios corporales, como el alcoholismo, la lujuria... y esos pecados se solían relacionar con algunos elementos católicos como los monasterios, en el caso de la lujuria; esa puede ser una de las razones que explica la ausencia de conventos y monasterios en el mundo protestante; el matrimonio era una de las pocas formas en las que se podía controlar ese pecado en particular, y además estaba muy bien visto.
Por otra parte, además, había una serie de creencias en otras criaturas muy arraigadas en esa época a las que se le atribuía parte de culpa en los pecados de los creyentes, como el diablo y otros espíritus malignos, y existía la posibilidad de que se le asignara a un tipo de persona, generalmente mujeres, un tipo de papel de carácter "sobrenatural" que podía apartarla de la sociedad en un tipo de marginación, e incluso conducirla hasta la muerte. Era el caso de las brujas
Información sacada de :
EGIDO LÓPEZ, Teófanes: Las reformas protestantes, Ed Síntesis, Madrid, 1992.
LYNDAL, ROPER: Oedipus and the Devil : witchcraft, sexuality, and religion in early modern Europe, Routledge, London, 1994.
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