jueves, 24 de diciembre de 2009

La herencia de los Habsburgo.


Carlos V, hijo de Felipe el Hermoso, hijo del emperador alemán Maximiliano y la heredera del ducado de Borgoña, María, hija del duque de Borgoña, Carlos el temerario; y de la heredera de los Reyes Católicos, Juana la loca, recibió de una manera fortuita, gracias a la política matrimonial de los Reyes Católicos, que buscaba aliados en su lucha contra Francia, una herencia sin precedentes en la historia de Europa por parte de sus abuelos, y que tampoco se repetirá a lo largo de la Historia:
-Por parte de su abuelo paterno, el emperador alemán Maximiliano I, recibió las tierras vinculadas a la casa de Austria (Austria, Estiria, Carintia, Carniola, Alsacia, Franco Condado, Bohemia, Moravia y Silesia), más la posibilidad de optar a la corona imperial.
-Por parte de su abuela paterna, María de Borgoña, heredó los territorios del ducado de Borgoña, que le llevaron a continuos enfrentamientos con Francia (Países Bajos, Artois, Flandes, Borgoña).
-Por parte de su abuelo paterno, Fernando el Católico, recibió los territorios de la Corona de Aragón (los reinos de Aragón, Mallorca, Valencia, Nápoles, y el Principado de Cataluña)
-Por parte de su abuela materna, Isabel la Católica, heredó los territorios de la corona de Castilla (el reino de Castilla y los territorios americanos)
Este ingente herencia la consiguió por una serie de hechos fortuitos, como las sucesivas muertes de los anteriores herederos de Castilla y Aragón, como los infantes Juan y Miguel, y le creó una serie de diversos frentes de guerra con sus rivales. Además, la administración de esta gran cantidad de territorios conllevaba grandes gastos y una política cautelosa en cuanto al gobierno de los mismos, en los que debía respetar las tradiciones locales y sus leyes.
Estos reinos, por otra parte, a pesar de tener un mismo monarca, no estaban unidos de forma política, sino que conservaban su independencia unos de otros y tenían unos objetivos particulares. Esto trajo varios problemas a Carlos V en la búsqueda de la resolución de sus objetivos propios, pues debía atender a las necesidades y exigencias de cada reino.
Al final, esta característica de su reinado, junto a las incontables guerras por defender las plazas de cada territorio, le llevó a abdicar en 1556, e influyó en el reparto de su herencia, para que no se repitiera la característica que tantas dificultades le había causado. A su hermano Fernando le otorgó los territorios patrimoniales de los Austrias junto con la corona imperial, y a su hijo Felipe le legó el resto de territorios, dividiendo así en dos la gran cantidad de reinos que le había entregado la fortuna en herencia.
Información sacada de Ribot García, Luis. Historia del Mundo Moderno, Actas, Madrid

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