La fisiocracia es una corriente de pensamiento económico que se desarrolló en Francia en el siglo XVIII y cuya principal característica reside en valorar la tierra y la agricultura como pieza clave de la economía. Esta corriente se desarrolló bajo una nueva serie de teorizaciones y novedades técnicas como la invención de la sembradora (1701) por el ingés Jenthro Tull o la aparición a comienzos del siglo XVIII del arado Brabante en los Países Bajos, aunque a la hora de la práctica es verdad que todas estas mejoras técnicas sólo pudieron llevarse a cabo en las grandes explotaciones.
Algunas características del pensamiento fisiócrata son la visión estática de la riqueza; el concepto de producto neto, el producto resultante tras haber restado los costes de producción; su influencia en el liberalismo, por su defensa de la libertad de comercio y de los propietarios; y su concepción de la industria, el comercio y las finanzas como sectores estériles, ya que son sectores de la economía que no producen un producto neto.
La fisiocracia formó una escuela perfectamente organizada (de hecho, fue la primera escuela económica conocida), y fue conocida durante los reinados de Luis XV y Luis XVI como la secta fisiócrata por su influencia en la corte francesa.
Los pensadores fisiócratas más importantes son François Quesnay (1694-1774), el pensador fisiócrata más importante, autor de Tableau économique (1758), que recoge los análisis input-output, que son una representación gráfica de la circulación de la riqueza entre los grupos sociales atendiendo a razones de productividad dentro del marco de la agricultura como fuente de riqueza; Jacques Turgot (1727-1781), ministro de Hacienda de Luis XVI, y Pierre du Font de Nemora, gran difusor de los pensamientos fisiócratas.
Información sacada de Bennassar, Historia moderna , Akal, Madrid, 1980.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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