martes, 3 de noviembre de 2009

El sector secundario de la economía durante la Edad Moderna

El sector secundario de la economía de la Edad Moderna estuvo formado por la artesanía e una incipiente industria en torno algunos productos. El peso en la economía de estas dos actividades fue importante, aunque no pudo llegar al mismo nivel que el de la agricultura, la principal fuente de ingresos en la economía.
La artesanía tuvo su principal centro de producción en las ciudades, aunque en el ámbito rural las manufacturas ocuparon un lugar destacado en la economía de subsistencia de los campesinos como un complemento de la agricultura. En las ciudades, los artesanos se agrupaban en gremios, siguiendo el modelo medieval. Los talleres de estos gremios, grupos de artesanos especializados, se agrupaban en barrios dentro de las murallas o en algunos campos vecinos, que dependían de algunos ciudadanos ricos. Para acceder a estos gremios, hay que pasar un aprendizaje y, perteneciendo a él, no se puede trabajar en ninguna otra actividad. Dentro de los gremios, había una gran jerarquía, dividida en aprendices, operarios y maestros. Para ser operario, había que superar el adiestramiento al que se sometía al aprendiz, aspirante a entrar en el gremio, y para alcanzar el rango de maestro había que presentar una obra maestra fabricada manualmente.
Esta organización de los gremios estuvo presente en toda Europa, pero fue en algunas ciudades italianas, Inglaterra y Flandes donde alcanzó mayor protagonismo.
La industria de la Edad Moderna estaba poco desarrollada. La industria más pujante era la textil por la incesante y creciente demanda de sus productos, causada por el aumento demográfico del siglo XVI, y por la diversificación de la producción, los diferentes sectores de la población demandan un determinado y específico tipo de productos.
Los mayores productores de materia prima textil, la lana, fueron Inglaterra y España (la lana merina de Castilla era la considerada de mejor calidad); pero las industrias textiles se encontraban en otros lugares, salvo en el caso de Inglaterra, que desarrolla una industria textil importante a partir del siglo XVI. Es el caso de Florencia, conocida como la capital del paño, y Flandes.
Con el alza de los precios, aparecen nuevas industrias textiles que producen productos más baratos, aunque de peor calidad, que, no obstante, consiguen hacer frente a las anteriores industrias con productos menos accesibles para la mayoría de la población. Estas industrias más baratas son las conocidas como industrias de nuevos paños.
Junto a la industria textil, va ligada la industria del tinte, que se desarrolla en varias partes de Europa. Los materias primas de los tintes más importantes son la cochinilla y la urchilla, aunque también son importantes la rubia, gualda y azafrán y la hierba pastel. Centros importantes de esta industria son los Estados Pontificios, con la minas de Tolfa de alumbre, gestionadas directamente por el Papa, y Toulouse, centro de producción experimentada del pastel del Lauraguais.
En la Edad Moderna, se crean otras industrias nuevas. Destaca en este punto la aparición de las primeras fábricas siderúrgicas, por la aparición de la técnica de los altos hornos de fuelle, movidos mediante ruedas hidraúlicas, que aparecen a principios del siglo XVI. También destaca la aparición de la denominada protoindustria del trabajo a domicilio, propio de las zonas rurales, que permite la acumulación de capital por parte de los campesinos.
Otras industrias destacadas son la de la minería del cobre, la plata y el mercurio, esta última destinada para la extracción de la plata. La industria minera es importante en la Alta Hungría (cobre) y Almadén, España (mercurio) junto con la americana. También destaca la industria de extracción de la hulla en Lieja; la de la construcción en toda Europa, junto con la industria vinculada a ella de la ebanistería; y la metalurgia, unida en su desarrollo a la armamentística, muy desarrollada en la Edad Moderna por la mejora de armamento y por el número constante de guerras.
Información sacada de los apuntes y del libro de Corvisier A, Historia Moderna,Editorial Labor, Barcelona, 1977

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